en la cúspide de los dedos
respira furioso
un trozo de tu espalda....
mi voz hundida en el pecho
va lamiendo su peso....
te acecho,
te escudriño con ojos apretados,
-mandíbulas triturando el grito-
puedo ser tú.... quiero ser tú...
te estoy amando y de lo demás
ya nada importa....
La domesticación del arte asiático
Hace 3 semanas
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