lunes, 16 de diciembre de 2013

Ser valiente II

Te vi de lejos, resollando ante el esfuerzo, 
la marcialidad oprimiendo tus puños, los pulmones abultados...

Todo iba bien, fluían los pasos, los movimientos, el sable.

De pronto todo se nubló, se puso oscuro... caías en un pozo.

Cuando volviste a la luz, era tarde. Había terminado la lucha. 

Masticando un trozo de derrota, mordiste labios y expiaste tu memoria, tu corazón.
……………

Entonces lloré mucho, apreté los párpados para que no miraras. Dormimos.
Te levantaste aguerrido, con la dulzura del que se ha perdonado, redimido, casi completo.

Un valiente Gaviero, mi Gaviero.




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