Volví a soñar esa peregrinación hasta la playa.
No tengo edad, soy perennemente joven....
El cielo no puede ser más azul, las aguas tersas con sus mil
piernas atajando las mías.
Pierdo el paisaje al galope de pequeñas gaviotas. Camino venciendo
arenas caldosas…
En un anguloso risco está mi casa, esa de pilotes y vigas
con su pórtico abierto.
El sol abriga mis hombros desiertos. Huele a pescado frito.
Recojo conchitas rosadas, piedritas lisas y un par de caracoles: los guardo en
mi falda.
Cada vez más cerca de casa, ejercito los labios por mi
lengua. Tengo sed.
Piso el primer escalón, el segundo y el tercero… Un manto de cielo cubre un camastro opalino.
Suena Billie Holiday… alguien canta dentro. Rechina el
bastidor de la puerta.
A través del mosquitero quiero adivinar quién es.
Camino y el piso de madera
se ensancha en todas direcciones. El olor me lleva a la cocina. Estás
ahí, con mandil, cocinando…. Veo tu espalda, tu cabello. Tengo sed.
Abro la nevera, “hay
agua de limón con chia” me dices. Antes de pensar en un vaso, hundo la boca
en la jarra… El ácido dulzor resbala. Cierro la nevera. Alzo mis ojos, son tus ojos. Billie Holiday,
pescado frito. Fin del sueño. Sonrisa ardiente.
3 comentarios:
Brindo por que los sueños se hagan realiadad. :)
Miss x, brindo por que los suyos sean todo lo bueno que espera. Chin, Chin! =)
Y esta voz que es parte de mi sueño, quiero oírla todo el tiempo...
Publicar un comentario