jueves, 15 de mayo de 2014

A la caza del libro...


Echarme en la cama -con o sin ropa-, la luz precisa del buró, 
el número justo de tres cojines y medio para la espalda o un pequeño almohadón si voy boca abajo....
Té verde caliente de preferencia al lado, mis gatos ronroneando en distintas posiciones,
el silencio de la calle, los vecinos o la bomba de agua.
Por elección: una tardecita-noche templada.

Entonces soy la que lee, la que se quita la calma, la prisa, el filo, las dudas...
Soy la que hace de buzo en las letras, 
husmeando en los olores.
La que sorbo a sorbo desliza las hojas, 
acaricia ojos, bocas, paisajes...
La que se enamora, la que crece, se abruma, regresa, vuela y explora

la que lo sabe todo...


La lectora, comeprana llamada Bereniza.


3 comentarios:

El Pensador Mexicano dijo...

Hay lecturas tan intensas como un orgasmo, tanto, que a veces el recostarse o sentarse cómodamente a leer podría considerarse un acto onanista.

Marenfilo dijo...

Dano, completamente de acuerdo... es como para rugir, aggggggggggggrrrrrrrr...

Me encanta tu concepto!!!

Marenfilo dijo...

Dano, completamente de acuerdo... es como para rugir, aggggggggggggrrrrrrrr...

Me encanta tu concepto!!!